martes, 17 de abril de 2007

MUNDO, MUNDO

Este violento mundo en el que nos tocó vivir no para. La masacre en Virginia es un triste recordatorio de lo animal que es la naturaleza humana. El raciocinio no sirve para nada cuando a un estúpido se le atraviesa un gatillo.
La discusión del aborto ha sacado lo mejor y lo peor de cada parte. El fundamentalismo religioso y dogmático de quienes se oponen es, sin embargo, escalofriante. Me parece que esta batalla se tiene que ganar a como de lugar. Los emisarios del oscurantismo medieval tienen que ser contenidos, con todo y sus estúpidas amenazas y sus argumentos del Siglo XIX.

Mientras, mi vida sigue. Mi hijo crece en la panza de su madre bien y de buenas. Voluntarioso desde ahora, al parecer, se niega a que su madre duerma en ciertas posiciones y hace lo necesario para obligarla a dormir de espaldas a mi. Es tierno. Lo amo.

Y una más. Me voy a Cannes el 13 de mayo. ¡A mi salud!