viernes, 10 de noviembre de 2006

Dolor


Es el maldito final, que acaba de empezar.

martes, 7 de noviembre de 2006

Escribir

Cuando era niño, en algún momento, soñaba con ser escritor. Me parecía la cosa más romántica y noble del mundo. Escribir y escribir para dejar un legado que alguien estuviera leyendo dentro de 50, 100, mil años.
Ya en la adolescencia, mientras me entretenía jugando al polítiquete jovenzuelo con Héctor, Julia y Kiria, defendiendo las posiciones del neopriismo (recuerdo que solía decir que siempre era mejor un Marcelo Ebrard que un López Obrador, que por entonces ensayaba su resistencia civil en Tabasco), seguía soñando con el asunto de ser escritor, mientras escribía poemas tan cortos como malos y me gastaba las horas de clase ¿discutiendo? a Nietzche y a Kafka con Kiria.
El tiempo pasó. Mi decidia me cobró la factura y un buen día, aconsejado por mi querido primo, decidí dejar la preparatoria. Me metí a trabajar en un parque de diversiones y se acabaron mis sueños de escritor.
Quince kilos, un matrimonio fracasado, decenas de amistades perdidas u olvidadas, un certificado de prepa abierta y doce años después, me encuentro con que sigo pensando que esto de escribir no está tan pinche mal.
Buscando referentes me pongo a leer columnistas de todos los periódicos y cuando ya no recuerdo quien escribió qué sobre el mismo tema (AMLO, APPO, Ulises Ruiz, Calderón, Fox y un largo y similar etcétera), me doy cuenta de que escribir pierde sentido si uno no hace algo distinto.
No me imagino en una casa oscura con tres gatos, una taza de café y un cenicero lleno de cigarros escribiendo el próximo Nobel de literatura. Eso es un poco demasiado lugar común para mi.
Creo que seguir leyendo lo que todo mundo tiene que decir respecto a lo mismo es un trabajo no solo extenuante, sino aburrido.
¿Escribir? ¡Bah! Quizá no hace sentido.
Y sin embargo aquí estoy, escribiendo estas líneas para que las lean mis cinco lectores de cabecera.
Es eso lo que vale la pena, ponerme al día con mis cariños. Con esos que siempre están lejos, pero re cerca.
Beso.