
Mi hotmail se ha convertido en un verdadero peligro, pero no me di cuenta hasta hoy que revisé algunos correos viejos. Sí, la nostalgia es cabrona. Correo y correos de la banda poniéndose de acuerdo para una cena de fin de año. Pequeñas conversaciones con una amiga, una entrañable amiga que husmea desde la ventana de su oficina a la Torre Eiffel, la felicidad que transpiraba mi anuncio, cuando nació Matías. Nada, de eso no pareciera quedar nada.
Un amigo dice que tengo corazón de uva pasa. No sé si sea cierto, pero empiezo a sentir cómo se encoge... se arruga.