miércoles, 8 de marzo de 2006

Desperté aturdido... como si me hubiera bebido seis o siete chelas. Nada, fueron apenas dos y media (la media compartida con el Pedacito).
Tenía que funcionar porque había quedado de ver a El Jefe a las doce y media.
Eso de "funcionar" es imposible cuando se tiene la carga emocional de 29 años combinada con un desempleo de mes y medio. No es sano.
Tener tanto tiempo libre le saca a uno lo peor de sí. El tiempo libre, cuando no se tiene un plan preestablecido en que emplearlo, se vulve todo menos libre. Se transforma en una especie de prisión donde los peores demonios deciden hacer un aquelarre con la autoestima del individuo en cuestión.
Personalmente, el mío ha sido devastador. Enfrentarme a tantos y tantos demonios me ha puesto frenético, paranoico, sensible, inseguro... Estoy un poco harto de mí. Me hacen mucha falta algo más que dos chelas y media.

No hay comentarios.: