jueves, 30 de marzo de 2006

Embarrada de poder

(En la imagen, los senadores que votaron en contra de la mal llamada Ley Televisa, tomada de Milenio.com)



E
l poder en México es prerrogativa de un puñado de personas. Denisse Dresser asegura que, en el organigrama de poder mexicano, están, en orden descendente: Carlos Slim, Emilio Azcárraga Jean, Ricardo Salinas Pliego, Marta Sahagún de Fox y Vicente Fox, en ese orden. Al menos eso decía el año pasado. Calculo que para este 2006, las cosas habrán cambiado toda vez que al caballo México, se le ve con menos riendas. Mejor dicho: no se ve quién traiga las riendas del poder político mexicano.
Se supone que dificilmente quedan huecos de poder en situaciones límite, como son siempre los años electorales mexicanos. Es por eso, que cuando alguien cede un poco de su coto, alguien más lo toma.
Por ejemplo, en el caso de la aprobación a la mentada Ley de Radio y Televisión, los poderes fácticos del Estado tomaron por asalto a los poderes Constitucionales e hicieron lo que quisieron. Más allá de los tecnicismos que no vimos discutir a los diputados -aquí un paréntesis: ¿tenían que discutirlos? Es decir, esta nueva generación de intelectualitos orgánicos del empresariado que se dicen a sí mismos periodistas (Carlos Marín, Denise Maerker, Ciro Gómez Leyva, Joaquín López Dóriga, Adela Micha y etcétera) se quejaba la otra noche de que la discusión se hubiera centrado en el aspecto político de la dichosa Ley. ¿Pues que esperaban? Tenemos a 500 diputados y ciento veintitantos senadores que si no rebuznan es porque no se saben la tonada. No me digan que de veras esperaban que Chuayffet o Pablo Gómez o Gomez Morfín se pusieran a debatir sobre los convenientes o inconvenientes de la digitalización en México, ¡por favor!-.
En fin, insisto, en este brete, quedó más que claro que el coto que decidieron ceder los poderes constitucionales del pais, fueron rapidamente ocupados por los fácticos. Lo sorprendente no es eso. Sino que no reconozcamos que es en las carteras de los hombres de negocios en donde reside la verdadera soberanía, libertad y toda esa bola de valores que nos enseñaron en la escuela con cara de Benitos Juárez y Porfirios Díaz.
Son estos hombres de dinero los que, querámoslo o no, deciden el rumbo de nuestro país desde hace muchos, muchos años. Y no digo que sea necesariamente malo. Solo, digamos, sesgado.


MEA CULPA

Hoy estuve en casa de uno de los representantes de la oligarquía de este país porque, junto con unos amigos, estamos desarrollando el sitio web de uno de sus negocios.
Más allá de posiciones políticas, estar tan cerca del poder real, fue algo impresionante.
Y revelador: la gente que tiene el poder en este país lo sabe y cree que está haciendo algo bueno por los demás.
En el caso de este empresario, debo decir que, desde una concepción, digamos, espiritual lo está haciendo.
Sirva pues esta declaración para expiar mis culpas marxistas por trabajar para uno de los 50 hombres más acaudalados y poderosos de este país.

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