martes, 7 de marzo de 2006

Y de pronto, cuando uno cree que todas las puertas están más que cerradas, se abre alguna, como empujada por un ligero soplo de viento. De ese que en las tardes revolotea en el cabello y seca el sudor cansado de las axilas que se acumuló durante el día.
La vida, que decidió ponerse complicada de pronto en los últimos meses, parece estar a punto de acreditarme la prueba.
A ver, a ver qué pasa...

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