jueves, 26 de junio de 2008

Fantasmas

La dramática tragedia del News Divine es una triste, tristísima muestra del autoritarismo y neofascismo del gobierno, que se dice de izquierda, de Marcelo Ebrard.
Nadie en su sano juicio puede siquiera pensar en exhonerar al policía Guillermo Zayas.
Fue un operativo mal planeado, mal instrumentado, mal ejecutado y, sobre todo mal organizado, mal comandado.
No lo digo yo. EL CENTRO ha hecho una muy puntual cobertura de los errores que, autoridades en la materia aseguran, se cometieron durante el mismo.
Pero quedarse en la superficie es tan criminal como inservible. No es Zayas el culpable único del desastre en la Gustavo A. Madero.
Culpable es, sin duda, el incapaz delegado Francisco Chiguil que acaba de "pedir licencia", junto con todo el equipo de incompetentes (para mencionar el adjetivo que sí les puedo comprobar) que no pudieron realizar una inspección detallada y profesional al antro en cuestión a lo largo de los casi dos años que lleva su administración.
Como culpables son los jefes de Zayas por no preocuparse de mejorar las condiciones de sus subalternos. Condiciones como entrenamiento, capacitación y educación. Herramientas indispensables para desarrollar criterio. Criterio que nunca existió en el multicitado operativo. Culpable es, sin duda, Joel Ortega. El jefe de todos los policías.
Marcelo Ebrard no la ibra. Es tan culpable como el policía que empujaba la puerta del bar para evitar que los chicos salieran o como el paramédico que no aplicó ni una maldita inyección de epi a ninguno de los chamacos, pero sí a los oficiales, a los que tampoco pudieron salvar, o como el señor que no pidió que averiguaran cuántos niños había adentro para traer la cantidad de camiones que se necesitaban, o como cualquiera de esos seres uniformados e incapaces que, impotentes e indolentes, daban zancadas en medio de los cuerpos de niños y adolescentes que, agonizantes, enfriaban sus cuerpos contra el asfalto de la Nueva Atzacoalco.
Y es tan culpable como ellos por utilizar a la policía para reprimir y montar operativos que buscan en niños alcoholizados evidencia de crimen. Y por emplear en una ciudad multicultural y desordenada como el DF, desde un gobierno que se dice de Izquierda, tácticas creadas por uno de los más fascistas gobernantes republicanos que ha tenido Estados Unidos: Rudolph Giuliani. Es culpable por preocuparse más de realizar una consulta que huele a pretexto que por crear e introducir programas sociales que ayuden a los jóvenes capitalinos a tener espacios donde reventarse, divertirse y ejercitarse. Es culpable por reducir su visión de la ciudad a Paseo de la Reforma, la Condesa, Las Lomas, Santa Fe y por ocuparse de poner playas, museos fantásticos y paseos ciclistas en donde hace falta combatir la corrupción de sus huestes.
Por eso, Marcelo es el más culpable de todos.
Que sus fantasmas, los de Tláhuac y los de la GAM, lo dejen dormir en paz.

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