miércoles, 2 de julio de 2008

Claridad

Ricardo Pascoe Pierce
¿Quién gobierna el DF?

Cuando López Obrador le entregó el GDF a Marcelo Ebrard se consumó una alianza política forjada desde los 90. La facción resentida del salinismo, que gobernó la ciudad en el sexenio de Salinas, regresaba al poder capitalino ahora bendecida por la izquierda perredista. Su concepción de cómo gobernar, y para quiénes, no se ha modificado entre esos dos periodos. La procuración de justicia es subproducto de esa concepción. Ebrard ha sido parte del gobierno de la ciudad y manejando a su policía durante casi dos lustros. La regla de oro de la administración pública es que los mandos medios y bajos hacen, en menor escala, lo que hacen los altos jefes. Los unos son el espejo de los otros.

El asalto policiaco al New’s Divine es un acto de represión contra los jóvenes pobres de la ciudad. Jamás habría la policía (fiel a su espejo) asaltado un antro de Polanco así, desnudando a las jóvenes. Ahí sí hasta Marcelo tendría que renunciar. Atacar a los pobres es una acción deliberada del GDF para concitar apoyos entre las clases medias y altas, y corresponde a su pensamiento, igual que la intimidación posterior al acto. Es una estrategia político-electoral, al tiempo que se regalan despensas y becas a “los más desfavorecidos” para encubrir la agresión.

El salinismo aplicó el mismo método: reprimió al PRD después de 1988, asesinando a más de 500 de sus miembros, buscando su aniquilación. Mientras, a través de Solidaridad, repartió dinero a los pobres como nunca lo había hecho el Estado. Anteriormente, la estrategia del régimen priísta era crear instituciones: IMSS, ISSSTE, UNAM, INP. El neoliberalismo no creó más instituciones, por “caras”. Se dedicó a repartir dinero y a comprar liderazgos populares, lo que se hace hoy en el DF. Reprimir y repartir. Es una lógica del poder.

Ante estos hechos, el silencio de los intelectuales de “izquierda” hace ruido. Para justificarse, alegan que atienden a los verdaderos problemas del país, los de “fondo”. La razzia contra jóvenes pobres en el DF es una política deliberada, y los que la crearon son los altos mandos: el jefe de gobierno, el secretario de la policía y el procurador. Todos salinistas.

(A petición de una muy querida amiga, decidí omitir el último párrafo)